Hermanos en el
silencio de los gases desprendidos con mayor o menor disimulo, mezclados con
colonias y ruiditos de Smartphone, hojas de presa gratuita, libros enormes “de
bolsillo”, portátiles que reinician, tablets llenas de polvo o a saber tú qué,
hojas deshuesadas de apuntes que siempre acaban cayendo al suelo, legañas y pinceles
de ojos en el precipicio de la marcha inconstante del vagón articulado….
Hermanos en fin, que me rodeáis cada mañana en el interior de uno de nuestros grandes
y necesarios y útiles y socialmente sostenibles gusanos mecánicos con que
atravesamos la entraña de esta ciudad, ciudad, por otro parte, de la que todos
nosotros, conciudadanos del subsuelo y el preferible silencio sin pantallas ni
parejas – de, con o sin móvil – como digo, hermanos, en fin, que nosotros sabemos que un día todo
se vendrá abajo en esta ciudad hueca, porque si bajamos más tramos de escaleras mecánicas
puede ser que demos con el paraíso que dicen que hay en el centro hueco de la Tierra. A vosotros yo os
digo esto, que no le puedo explicar a mi mujer ni a mi familia porque todos son
conductores de esos que tienen el metro metido dentro de un recuerdo que suele parecerse
bastante a esos caramelos asquerosos de café que me daban de niño los viejos. A
vosotros, hermanos desconocidos de nombre y de historia, pero hermanos dentro del
gusano, yo os digo que también me entretengo leyendo estas cosas:
PUBLICIDAD METRO DE MADRID:
“TU NUDO A UN METRO DE TI.”
“TU ODIO A UN METRO DE TI”
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