KILLING ME SO FLY (TEXTOIMARGEN, 2013)


Mata a la mosca que suena en la imagen extática de la Piedad en el mármol de cualquiera de las Piedades Marmóreas en las que un occidental burgués de los últimos cien años pueda pensar, así, de forma automática. Mata el zumbido de la mosca que es la tercera persona (el yo en tercera persona) que sabes que mira y juzga, sin mancharse, desde el margen de la escena. Mata a la mosca y piensa que si estás escribiendo eso es que esa tercera persona no es, realmente, la tercera persona que, con frialdad, queda impune por ser la que juzga. Mata a la mosca porque si no nunca podrás estar realmente en este mundo que, según dicen por los márgenes, es una auténtica gilipollez.