Recuerdos de la habitación de pensión del centro de la capital donde encontraron el pendulante cadáver de Bambi, un verano pegajoso como éste. Tenía 57 años. Estaba recién afeitado, y más gordo que en el último recuerdo que teníamos de él, aunque seguía teniendo esa cosa. Por ella, nadie en la escena dijo nada. Nos dedicamos cada uno a lo nuestro. Fue como una especie de duelo. La temperatura era de 37,2 grados Celsius en el momento del atestado. Quedamos a la espera de un segundo análisis.